El itinerario entre las dos localidades más importantes de Menorca pasa por algunas de las mejores playas de la isla, faros centenarios y el mejor lugar para comer la famosa caldereta de langosta.
Alquiler de coche menorcaMahón, Maó en mallorquín, es la bonita capital de Menorca. Una ciudad pequeña y apacible con uno de los puertos naturales más grandes del Mediterráneo. Precisamente su importante puerto ha sido siempre el centro neurálgico de Mahón y uno de los motivos, junto con su situación estratégica, por los que la ciudad ha sufrido multitud de invasiones. La conquista de la isla por los ingleses y su dominio durante prácticamente todo el siglo XVIII es una de las ocupaciones que ha dejado más huella. El fuerte de Marlborough o el reloj del Ayuntamiento son algunos ejemplos. Mahón es hoy una ciudad acogedora y muy tranquila con un bonito casco antiguo peatonal y un paseo a lo largo del puerto para ver en directo toda la actividad pesquera y deportiva. Además, en el puerto se puede tomar algo o comer en los muchos restaurantes cercanos al paseo. La Fortaleza de Mola, que Isabel II mandó construir en 1848, justo para vigilar que los ingleses no volvieran la isla, también se localiza en el puerto.
Al norte de Mahón, el Parque Natural de s’Albufera des Grau es una visita obligada. Con más de 5.000 hectáreas, es el único parque natural de la isla y la principal zona de humedales de Menorca. Allí abundan los bosques de acebuches y las dunas. Además, en sus calas hay importantes praderas de posidonia, esenciales para el equilibrio del ecosistema. Y no hay visita al parque natural que no pase por el faro Favàritx. Éste se encuentra en una zona de rocas oscuras, casi negras, con un impresionante paisaje casi lunar. Su torre blanca, con más de 20 metros de altura y una franja negra en espiral es ya un clásico de la isla.
Cerca del faro puedes disfrutar de Cala Tortuga y Cala Presili, dos de las más bonitas de la isla. Cala Presili es un poco más pequeña, pero a las dos se accede por el mismo camino, el Camí de Cavalls, una vez que dejes el coche en un aparcamiento gratuito en las inmediaciones del faro. Para llegar a la preciosa Cala Tortuga, de agua azul turquesa y cristalina, hay que caminar una media hora. La recompensa será que, incluso en temporada alta, no habrá mucha gente. Una estupenda alternativa es Cala Presili, mucho más cerca y también muy bonita, pero con más gente.
Justo a medio camino en la costa norte de Menorca, el pequeño pueblecito de pescadores de Fornells es la parada perfecta para comer. Famoso por su caldereta de langosta, posiblemente pescada muy cerca del pueblo, este plato es ahora uno de los más famosos de Menorca, aunque es en Fornells donde es más conocido. En las afueras del pueblo se encuentra la Torre de Fornells, una torre defensiva construida entre los años 1801 y 1802 bajo la ocupación inglesa.
La costa que va desde el cabo Cavalleria (a contiuación de Fornells) hasta Ciutadella está salpicada de calas de agua azul turquesa que merecen una parada y un chapuzón. Cala Cavalleria es una bonita playa de arena situada a sólo 10 minutos del aparcamiento. Muy cerca está el faro de su mismo nombre y el punto más septentrional de Menorca, desde donde podrás ver una de las mejores puestas de sol de la isla. Cala Pregonda, con su arena rojiza y la impresionante Cala Pilar, también de suelo rojizo y rodeada de dunas y vegetación, son dos de las indispensables del norte de Menorca. Ambas son playas vírgenes que no tienen ningún tipo de servicio. Además, en el caso de Cala Pilar, se accede tras una caminata, eso sí muy bonita, de más de media hora. Un poco después, el faro de Punta Nati, en el extremo oeste de la isla y dentro de un paisaje agreste de aguas más bravas, mira hacia la isla de Mallorca, y es la antesala de la última parada, Ciutadella.
La que fue en su día la capital administrativa de Menorca es hoy una ciudad señorial, con un precioso casco antiguo y un puerto natural lleno de vida. Para mucho Ciutadella es la localidad más bonita de Menorca, llena de casonas señoriales y palacetes, la mayoría construidos en los siglos XVII y XVIII. Además, también hay calles con pequeñas tiendas de artesanía y productos típicos, incluidas las famosas avarcas menorquinas. No te pierdas la Catedral de Santa María de estilo gótico catalán o el Castillo de San Nicolás, construido como una fortaleza para defender el puerto de los invasores. Un fin de viaje perfecto.