La Sierra de Tramontana, Patrimonio de la Humanidad desde 2011, cruza el oeste de la isla de norte a sur. Entre las montañas y el mar encontrarás en esta ruta típicos pueblos mallorquines, calas de agua azul turquesa y miradores para disfrutar de las mejores vistas.
Alquiler de coche MallorcaEl recorrido se podría hacer a la inversa, pero este es posiblemente el itinerario más conveniente si se viene desde el aeropuerto en coche. Se puede hacer una breve parada en el bonito puerto de Andratx antes de tomar la Ma-10, básicamente la carretera que va paralela a la Sierra de Tramontana hasta Pollensa.
La primera parada recomendable, una vez que hemos dejado Andratx, es el diminuto pueblo de Estellencs, que no llega a 400 habitantes. De laberínticas calles y caminos empedrados, algunos de ellos con final en una bonita cala de piedra del mismo nombre, conserva el campanario de la torre de la iglesia de Sant Joan Baptista, utilizado como torre vigía para alertar contra los piratas.
Un poco más adelante, antes de llegar a Banyalbufar, La Torre del Veger, o Mirador de ses Ànimes, de 1579, es un torreón desde donde se puede disfrutar de una vista impresionante que, además, cuenta con su propia leyenda e historias para no dormir. Banyalbufar, un nombre que mezcla árabe y catalán y significa ‘enclavado en el mar’, es un bonito pueblo con su propia cala, una original orografía de terrazas escalonadas e interesantes bodegas de vino.
De camino a Valldemossa puedes elegir cualquiera de las encantadoras calas en el recorrido para darte un buen chapuzón: Cala Gata, Son Bunyola o Port des Canonge. Y desde la playa avanzaremos hacia la montaña, para llegar a Valldemossa, sin duda, una de las poblaciones más bonitas de Mallorca. Casas de piedra perfectamente cuidadas, macetas con flores en ventanas y fachadas, contraventanas en verde, calles empedradas y su puerto, a unos 8 km, que merece una parada, a pesar de las curvas. No es de extrañar que Valldemossa fuese el lugar elegido por artistas y escritores como Jovellanos, Unamuno, Rubén Darío o Azorín. Pero sus residentes más famosos fueron la escritora George Sand y el músico Frédéric Chopin que se alojaron en la Cartuja de Valldemossa en 1838. El buen tiempo y el aire de la montaña fueron las razones de su viaje para aliviar los efectos de la tuberculosis de Chopin. Las estancias de la Cartuja donde se instalaron se pueden visitar.
En una desviación del camino hacia Deià, el siguiente pueblo en el recorrido, hay una parada obligatoria, Sa Foradada. Es un saliente de la Sierra de Tramontana que termina en una zona rocosa con un curioso agujero en el medio. Hay varios bares y restaurantes para elegir y, desde allí, podrás ver una de las puestas de sol más espectaculares de la isla.
Ya en Deià, situado en una colina, disfruta paseando por este precioso pueblo de casas color rojizo y calles estrechas y adoquinadas. Hoy, es también un centro gastronómico donde se encuentran varios restaurantes de muy buena calidad. El escritor Robert Graves fue su habitante más famoso y Ava Gardner o Sir Alec Guinness fueron solo algunas de las celebridades que se pasearon por Deià cuando visitaban al novelista británico. La casa, llamada Ca n’Alluny (casa lejana) está abierta al público desde 2006. Cala Deià, con sus dos restaurantes de pescado fresco a pie de playa, es la salida al mar del pueblo y una de las calas más concurridas del oeste de Mallorca.
La siguiente parada no es otra que la localidad más importante de la Tramontana, Sóller. Al igual que las anteriores, se encuentra en el interior, a pocos kilómetros de la costa, donde tiene su propio puerto, Port de Sóller. Situado en un valle en medio de naranjos, Sóller es hoy una pequeña ciudad tranquila, cuyo centro está dominado por la majestuosa iglesia de Sant Bartomeu. Sin embargo, es Can Prunera, el edificio de estilo Art Nouveau construido entre 1904 y 1911, su joya más preciada, hoy un interesantísimo museo. Desde Sóller hay dos excursiones de visita obligada.
En la costa, y después de 14 km de curvas pronunciadas, se llega a la preciosa playa de Sa Calobra y, desde allí, caminando unos 300 metros, a la desembocadura del Torrent de Pareis. Entre el torrente y el mar se forma una pequeña playa entre dos moles rocosas que es todo un espectáculo. También desde Sóller se llega al pintoresco pueblo de Fornalutx, considerado uno de los más bonitos de España. Hay que dejar el coche en uno de los dos aparcamientos, al principio o al final de Fornalutx, y luego solo hay que pasear y disfrutar de un lugar por el que parece que no ha pasado el tiempo.