Patios árabes, fortalezas convertidas en un edén de tranquilidad o una masía al borde de un acantilado para disfrutar de puestas de sol, son varias de las propuestas que presentan algunos de los mejores hoteles de Mallorca
Alquiler de coche MallorcaCómo una antigua y sobria fortaleza en Cala Blava se ha convertido en uno de los hoteles más impresionantes del Mediterráneo podría ser el resumen de lo que es hoy Cap Rocat. Obra del famoso interiorista mallorquín Antonio Obrador, la fortaleza Cap Rocat sigue mirando hoy a la bahía de Palma, pero su interior es el perfecto entorno para el lujo, el descanso y el buen gusto. Lo que eran las zonas de la batería de defensa, o de los centinelas, se han transformado en unas maravillosas suites, algunas conservando la pared en roca viva, con pequeñas piscinas privadas y terrazas en distintos niveles con vistas al mar.
Por otro lado, el antiguo embarcadero sirve de acceso al mar mediante unas escaleras, aunque el hotel también tiene una piscina de agua salada con vistas a la bahía. Cap Rocat cuenta también con una zona especializada de spa y tratamientos de belleza y salud, además de varios restaurantes en diferentes partes de la fortaleza.
En 1876 al religioso mallorquín Antonio María Font del Olors, antepasado de los actuales propietarios, le aconsejaron vivir cerca del mar. Y así lo hizo. Ocupó lo que hoy es Can Simoneta en Canyamel, al norte de la isla, a exactamente 14 metros del acantilado, donde hay una escalera excavada en la roca para acceder al mar. Posteriormente se añadió otra casa, en un principio destinada a los payeses encargados de las fincas, que se denominó Can Nofre. Las dos edificaciones se terminaron de restaurar en 2005, cuando se abrió el hotel bajo el nombre general de Can Simoneta.
Las 28 de habitaciones en total, incluyendo una beach house privada, respiran tranquilidad y están decoradas en tonos claros. Todas miran al mar o a las montañas del Parque Natural de la Península de Llevant, con magníficas vistas a la playa de Canyamel, la Cala Rotja o las cuevas de Artá. Las suites tienen piscina y terraza privadas. Además, el hotel cuenta con una magnífica piscina, casi al borde del acantilado. Después de ese chapuzón en el mar o la piscina, podrás elegir dónde terminar ese libro que empezaste: en una hamaca entre pinos o en una tumbona mirando al Mediterráneo.
El patio que rodea las habitaciones del hotel Jardì d’Artà es el alma de este bonito hotel boutique que se encuentra en pleno casco histórico de la localidad de Artà, en el noreste de la isla. La leyenda dice que Artà fue fundada por los arethos, pueblo superviviente de la destrucción de Troya. Sin embargo, la historia dice que fue Jaume II quien fundó Artà en 1302.
Limoneros, naranjos, rosas, palmeras y una bonita piscina de estilo marroquí, son algunos de los elementos de este vergel.
El edificio del siglo XIX con vistas a la iglesia de San Salvador de Artà sufrió una profunda renovación, reabriendo de nuevo en 2013. Hoy las 12 habitaciones están decoradas de forma individual y se puede elegir desde doble standard hasta suites de dos habitaciones con salón. Si quieres cenar en el hotel, el restaurante sirve excelentes platos de cocina mediterránea.
El Parque Natural de la Península del Llevant pertenece al municipio de Artà y, sin duda, merece una visita, así como Cala Torta, Cala Mesquida o la playa virgen de Sa Canova.
En su primer hotel en España el grupo Jumeirah no ha decepcionado. Encaramado en una colina en el puerto de Sóller, el hotel Jumeirah Port Soller cuenta con nada menos que 121 habitaciones y suites, repartidas en 11 edificios. Todos ellos están conectados mediante un laberinto de jardines y terrazas en los que se ha usado, como en el resto del hotel, materiales y productos mallorquines, desde la piedra hasta una magnífica colección de vino autóctono que se sirve en sus dos afamados restaurantes, Cap Roig y Es Fanals. Los dos con nombres relacionados con la vida de la isla y, por supuesto, ambos con unas increíbles vistas al mar: cap roig hace referencia a un pez de la zona muy codiciado por su sabor y es fanals es el nombre de las linternas que usan los pescadores mallorquines.
Con la Sierra de Tramontana detrás y el mar justo delante, el hotel ofrece intimidad, lujo y descanso. Cuenta con dos maravillosas piscinas, un spa y varias suites con terrazas privadas. Nunca el lujo fue tan discreto.