Florencia, Siena o Pisa son ciudades monumentales toscanas que no necesitan presentación. Sin embargo, la preciosa costa Toscana es menos conocida. Esta zona cuenta con espectaculares playas y calas, pueblecitos con encanto y restos de antiguas civilizaciones. Aquí te ofrecemos una ruta para descubrir por carretera lo mejor de la costa toscana desde el sur hacia el norte.
Alquiler de coche italiaPara muchos, la provincia de Grosseto tiene las playas más bonitas de la costa de la Toscana. Sea cierto o no, la capital, Grosseto, es una parada obligatoria antes de explorar la costa sur. Una muralla con seis bastiones rodea su impecable centro histórico, donde destaca la imponente Catedral blanca y rosa de finales del siglo XIII. Desde aquí también se puede visitar las zonas protegidas del Parque Natural de la Maremma y el lago Burano, un lago de agua salada. Ya en el extremo sur, en la bonita península del Monte Argentario, la Cala del Gesso, a unos 6 km de Porto Santo Stefano, es una de las playas más espectaculares. Eso sí, hay que tener en cuenta que para llegar hay que bajar una fuerte pendiente andando. Para un acceso mucho más fácil, las playas de la Gianella o Marina di Alberese son perfectas para toda la familia.
Siguiendo hacia el norte, los bonitos pueblos costeros de Talamone y Castiglione della Pescaia merecen una parada. En la costa que rodea la pequeña ciudad de Follonica las playas son de arena blanca y fina y hay frondosos pinares donde protegerse del sol. Aquí son imprescindibles las playas de La Carbonifera, Torre Mozza y, sobre todo, la playa salvaje de Cala Violina, accesible solo a pie o en bicicleta.
La llamada costa etrusca comprende fundamentalmente la provincia de Livorno, dentro de la región de la Toscana, y debe su nombre a este pueblo antiguo que precedió al Imperio Romano. En Baratti entre Piombino y San Vicenzo se encuentra un importante enterramiento etrusco, la Necrópolis de Populonia, además de bonitas playas de agua transparente como la de Baratti y todas las playas del Parco Naturale Costiero della Sterpaia en Piombino. Además, desde Piombino salen los ferris para visitar la famosa isla de Elba, exilio dorado de Napoleón y la mayor de las islas del archipiélago toscano. En ruta hacia el norte y la ciudad de Livorno, justo antes de entrar en la provincia de Pisa, pasamos por una costa salpicada de playas, calas y encantadores pueblos toscanos al lado del mar como Marina di Castagneto Carducci, Cecina, Quercianella y, sobre todo, el elegante Castiglioncello donde, entre otros artistas, tuvieron casa Marcello Mastroianni y Luchino Visconti.
Tras dejar atrás Livorno se entra en la provincia de Pisa. Una vez completada la visita de rigor a la ciudad y su famosa torre inclinada, nada como pasar el resto del día en la marina de Pisa, así como visitando el cercano Parque Natural Migliarino San Rossore. En este espacio natural protegido que se puede recorrer a caballo se mezclan lagunas, humedales, dunas y bosques de pino mediterráneo.
Dejando atrás el parque, la refinada Viareggio, llena de elegantes cafés y famosa por su carnaval, es la primera parada. A partir de aquí, hay una sucesión de pequeños pueblos con sus correspondientes marinas, como Camaiore o Pietrasanta, conocida como “la ciudad de los artistas”. Y, por supuesto, Forte dei Marmi, la localidad preferida de muchos aristócratas, artistas y famosos, donde podrás comprar en Dolce & Gabbana antes de tomarte un helado en su elegante marina. Hay que tener en cuenta que algunas de las playas de la zona, no tan salvajes como las del sur, son privadas o de uso exclusivo para los clientes de los hoteles.
El final del viaje no puede ser otro que una visita a Carrara, famosa a nivel internacional por su mármol de exquisita calidad, que se extrae en las canteras de esta zona desde la época de dominio romano. La economía de la ciudad gira en torno al ‘oro blanco’, un material que han utilizado artistas de todas las épocas. Precisamente de uno de estos bloques de mármol blanco de Carrara está hecha la famosa escultura El David de Miguel Ángel. La Catedral de San Andrés es, sin duda, la obra maestra del uso del mármol en la ciudad.