La isla pitiusa tiene algunas de las mejores playas y calas del Mediterráneo. Aquí te presentamos algunos de los rincones secretos más increíbles de Ibiza. Date un chapuzón, bucea o practica esnórquel en aguas cristalinas casi para ti solo.
Alquiler de coche IbizaEs Pujolets son dos pequeñas calas que se pueden ver desde la playa de Cala Tarida, una de las más populares de la isla de Ibiza. A las diminutas Es Pujolets, una de arena y la otra con preciosas casetas de pescadores, se puede acceder desde Cala Tarida, tanto a nado como por un camino que no está señalizado. Cala Tarida sigue siendo una muy buena opción con muchos restaurantes a pie de playa para reponer fuerzas.
Cerca del Port de San Miquel, en el norte, se encuentra Es Portitxol, una de las calas vírgenes más cuidadas de la isla. El coche hay que dejarlo cerca de la urbanización Isla Blanca y luego caminar una media hora hasta llegar a la zona donde no hay asfalto. Antes de llegar a la cala hay que salvar un desnivel importante. El camino es muy bonito ya que transcurre entre bosques de pinos, con unas vistas maravillosas de esta parte de la costa de la isla.
La cala, de piedra y con las típicas casetas de pescadores en la orilla, parece en realidad un pequeño lago de agua azul turquesa, ya que tiene forma casi circular. Es perfecta para bucear o practicar esnórquel, pues no suele haber mucha gente. De vuelta, merece la pena pararse en Sant Miquel, un pueblo ibicenco típico, y visitar su famosa iglesia, una de las más bonitas de Ibiza.
Como Cala Tarida, Cala Xarraca puede ser un campamento base para explorar las pequeñas calas de los alrededores, como la maravillosa S’Illot des Renclí, a unos 4 km de Xarraca. Parte de arena y parte de piedra, con rocas suaves delante de las casetas de pescadores, es una muy buena opción si apetece algo menos concurrido.
Desde aquí también se llega a la preciosa bahía de Es Canaret, ideal para bucear donde, además, fondean muchos barcos. Para llegar hay que cruzar una propiedad privada que tiene un camino público. Se dice que los dueños construyeron la casa con la intención de tener una playa privada, pero la ley de costas española no permite playas privadas.
Cala Llentrisca, al suroeste de la isla, es otra de esas joyas. Debido a la pendiente de unos 600 metros que hay que recorrer para bajar, es muy probable que la cala no esté muy concurrida. El coche hay que aparcarlo tras dejar atrás la urbanización Los parques de Es Cubells, cuando deja de haber carretera asfaltada. Aquí empieza una bajada que se va haciendo cada vez más estrecha, pero perfectamente transitable, y que llega directamente a la cala. Encajonada entre dos colinas y con abundante vegetación detrás de las casetas de los pescadores, todo el esfuerzo habrá merecido la pena. Ponte tus gafas de buceo y, simplemente, disfruta de un paisaje paradisíaco.
No muy lejos, La Pedrera de Cala D’Hort (Atlantis) es una de las playas de más difícil acceso, y también una de las más bellas. Tras una pronunciada bajada, las grandes losas de roca pulida a la orilla han formado pequeñas piscinas naturales de aguas totalmente cristalinas.
Cala Saladeta, una pequeña playa de piedra y algo de arena que tiene también las típicas casetas de los pescadores, es hermana pequeña de la popular Cala Salada. Se encuentra en el oeste de la isla, cerca de Santa Agnés de Corona. Se puede ir nadando desde Cala Salada o por un camino entre las rocas.
La cala de S’Aigua Blanca, ya en el municipio de Santa Eulalia del Río, tiene las mejores vistas de la isla de Tagomago. Aunque esta cala es de tradición nudista, también acuden personas vestidas. Se accede a la arena tras dejar el coche en un aparcamiento y bajar por un sendero. Esta cala también es famosa por los baños de arcilla mezclada con agua que mucha gente se aplica como tonificante natural.
La última de las calas secretas, más que una cala es un paraje realmente único. La Cueva de la Luz, en realidad, es una especie de cráter al fondo de un camino rocoso en una zona de acantilados y aguas cristalinas. Se encuentra cerca de Cala d’Albarca, desde donde se puede ver desde arriba tras acceder por un camino complicado. Para llegar, se puede saltar ya que hay unas cuerdas para ayudarte, pero es peligroso y sólo apto para expertos. La mejor manera de disfrutar de la Cueva de la Luz es llegando a la misma desde el mar, buceando bajo la galería acuática para emerger en el centro de la cavidad. Toda una experiencia.