Disfruta del glamour de Gecko club o del increíble spa de Es Marés. Aquí están los hoteles con más encanto de Formentera, el último paraíso del Mediterráneo.
Alquiler de coche FormenteraSin duda, el hotel más cool de Formentera. En primera línea de la playa de Migjorn, justo en el centro sur de la isla, el hotel Gecko reúne todas las condiciones de un hotel de lujo bohemio, pero discreto, elegante y con todo lo que se necesita para disfrutar de Formentera. La decoración tiene un aire marinero de los años cincuenta, cuando la jet comenzaba a veranear en el Mediterráneo. El blanco, los tonos neutros y el azul cobalto son los colores dominantes en las diferentes habitaciones y en las áreas comunes. El hotel está rodeado de un cuidadísimo jardín privado con piscina, aunque casi se puede tocar la playa desde las habitaciones. Éstas van desde la doble sencilla hasta las que tiene mini-piscina y solárium privados. El hotel cuenta con su propio beach club en la playa, salpicado de tumbonas individuales o para varias personas, y un restaurante para picar algo, además del que ya tiene el hotel. Asimismo, si quieres practicar yoga, contratar un masaje o casarte en frente de las aguas azul turquesa de Formentera, también lo puedes hacer en Gecko Hotel.
Situado en Sant Francesc Xavier, la bonita capital de Formentera, Es Marès Hotel & Spa es uno de los mejores hoteles del interior de la isla, integrado perfectamente en la arquitectura local. Blanco es el color dominante de la isla, y también lo es en Es Marès, que debe su nombre a la roca marés, una piedra típica de Formentera que se utilizó durante siglos para viviendas, iglesias y construcciones militares de defensa. Este blanco inmaculado tan mediterráneo se combina aquí a la perfección con la madera y el cáñamo. Es Marès, abierto en 2011, no necesita más. Aunque Sant Francesc está en el interior, en Formentera siempre se está cerca de la playa ya que la isla es muy pequeña.
Las habitaciones son espaciosas, prácticas y elegantes, sin perder un ápice de ese aire mediterráneo de la más pequeña de las islas pitiusas. El restaurante, con una excelente carta de comida mediterránea con productos de temporada, se abre en las noches estivales alrededor de la coqueta piscina. Tanto la cafetería como el restaurante están abiertos al público en general. Es Marès cuenta con un spa muy completo con sauna con cromoterapia, baños de vapor, piscina jacuzzi, fuente de hielo y un servicio de diferentes masajes.
Hotel Cala Saona es otro de los imprescindibles para aquellos que quieran acceder a la playa directamente desde el hotel. Una pasarela de madera lo conecta con Cala Saona, una de las más bonitas de Formentera. Aunque en realidad no es una cala, sino una pequeña playa de fina arena encajada entre dos acantilados y rodeada de pinos.
El hotel Cala Saona es, también, un clásico en la isla. Abrió por primera vez en el verano de 1954 y, hasta hoy, se ha ido posicionando como uno de los hoteles de referencia de Formentera gracias a sus sucesivas reformas para modernizar las instalaciones. El Cala Saona de hoy conserva esa bonita estructura de los 50, pero con un interior totalmente reformado respetando los elementos clásicos de Formentera: el color blanco y las maderas nobles que contrastan con el agua azul turquesa que se ve desde muchas de sus habitaciones. El hotel Cala Saona cuenta además con un estupendo spa, de uso gratuito para los clientes, y con un restaurante, Sol Post, de cocina mediterránea.
Para algo un poquito diferente, Can Aisha es una alternativa estupenda. Situado en el interior, entre Es Pujols y Sant Ferran de ses Roques, está muy cerca de las playas paradisíacas de Formentera, aunque Can Aisha es, en sí, un pequeño paraíso privado. El complejo consta de cinco estudios (todos en una planta), que tienen una salida a la piscina y a un precioso jardín de 500 metros cuadrados lleno de camas hamaca con dosel y plantas autóctonas. Cada estudio está decorado, como es la norma en la isla, con colores neutros y maderas nobles. El desayuno está incluido y, realmente, todo invita al relax. Los estudios están equipados con una cama grande, una zona de salón, cocina, baño y un porche cubierto que imita a la perfección la arquitectura rural de las Baleares.